A pocos les debe quedar algo de las palabras de don Guillermo, en su discurso de posesión el 24 de mayo de 2021. La imagen más recordada y que valdría la pena tenerla presente hoy es cuando llora agradeciendo a su mujer y a su cuñado, el señor Danilo Carrera. ¿Ya nos olvidamos?
Es que es difícil recordar algo significativo de ese discurso. Y, es más: nada de lo dicho ahí sirvió de algo para lo que vino después. Salvo por el reiterado y hueco mensaje de hacer un “Gobierno del encuentro” NADA QUEDA.
Ahora, más de 700 días después el triste y merecido final de un candidato de más de 10 años de campaña, de un malhadado presidente y de un régimen con una paupérrima gestión, no solo queda la lección histórica para las próximas elecciones: NO EQUIVOCARSE CON AQUELLOS QUE MIENTEN Y ESTAFAN A LOS ELECTORES Y A SUS PROPIOS SEGUIDORES.
El aprendizaje queda claro: quienes no están preparados para ejercer un cargo de tan alta responsabilidad NO DEBEN PRESENTARSE A UNOS COMICIOS DONDE SE DECIDE EL DESTINO DE LA NACIÓN. Don Guillermo ha mentido muchas veces, desde que sabía gobernar hasta que se rompió un peroné y se curó en dos días, pasando por ofrecer lo imposible y luego, sin vergüenza alguna, retractarse de cada uno de esos ofrecimientos vacíos y falsos.
Si es un asunto de vanidad, de tener la foto en el Salón Amarillo, para llenar los vacíos y carencias sicológicas o para que las fortunas se reproduzcan para sus allegados y sus familiares cercanos, es mejor que vayan pensando dos veces quienes ahora quieren imitar a quién debió ser enjuiciado políticamente y retirarse del cargo con las responsabilidades constitucionales.
Dos años de gobierno que no pueden ser evaluados desde la existencia de obra pública, políticas sociales y educativas, una política exterior soberana y menos aún índices de bienestar para las mayorías. Son dos años con récord de masacres carcelarias, de éxodo migratorio inmisericorde y una pésima administración del sector petrolero con precios altos y ventajas geopolíticas inigualables.
Quien dijo que venía a combatir la corrupción se va con varios casos escandalosos. Quien dijo que resolvería los problemas del país en 100 minutos no ha podido resolver ni sus propias incapacidades para nombrar ministros y colaboradores eficientes y capaces. Quien creyó que con los medios a su favor y una caterva de periodistas serviles podía maquillar sus deficiencias intelectuales ahora solo queda señalado por ellos mismo como un torpe presidente, como dijo el insultador Roberto Aguilar.
Y quien dijo que gobernaría con el diálogo y el respeto a las diferencias ahora es negado por sus esbirros, como el apócrifo periodista Villavicencio.
Triste y tragicómico final, después de dos años, don Guillermo superó al paupérrimo Gobierno de Lenín Moreno y se convirtió en el PEOR PRESIDENTE DE LA HISTORIA. PUNTO

Fuente: Pichincha Universal, Republica del Banano.