Mocolí una isla «cara» dentro de la ciudad de Guayaquil

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Mocolí es el complejo cinco estrellas de La Puntilla donde prevalece la vida comunal. Tiene lagos, campo de golf y un clima más fresco que Guayaquil. Allí viven personalidades como el Alcalde Jaime Nebot.

Es uno de los lugares más privilegiados de la vía Samborondón. Situada a la altura del kilómetro 6 la Isla Mocolí, ese complejo habitacional que tiene desde lagos artificiales, seis, hasta un vasto campo de golf y jardines donde se pueden avistar hasta 73 especies de aves, se proyecta a convertirse en una miniciudad que lo tiene todo, vida comunal (que desde ya la están desarrollando) y crecimiento comercial.

Con once etapas edificadas, esta isla que flota sobre el río Babahoyo y se conecta con La Puntilla a través de un puente de 400 metros, alberga ya a 600 familias que, según manifiestan, llegaron al lugar en busca de tranquilidad, seguridad y confort.

“Aquí no se percibe el ruido de las bocinas que retumban, por ejemplo, en la arteria principal de Samborondón”. No se respira polvo, ni hay contaminación, asegura Margarita Lewis, quien llegó al lugar hace 6 años y junto a su familia por 6 meses habitó la primera y única casa de Arrecife.

“Vivimos solos en medio de la nada por un buen tiempo y jamás sentimos miedo”. El área social, la guardianía, las canchas -dice entre risas- eran solo para ellos. “Ahora tenemos vecinos, pero la armonía se mantiene”.

Pasadas las 18:00 se percibe la caída del sol como ningún otro lugar en la ciudad. Y sobre todo los niños, agrega otro residente de La Ensenada que pide reservar su nombre, juegan con libertad, como lo hacía la mayoría, él, en los noventa cuando vivía en el Centenario.

“Si me pasé de Guayaquil a esta isla es porque quería que mi hijo viva en un espacio aislado pero moderno y en contacto con la naturaleza. Aquí cada etapa tiene cientos de palmeras, el clima es fresco (la temperatura es de menos 3 grados centígrados que en Guayaquil) y puede salir”. Hay vida de vecindario, manifiesta. “Todos salen en bicicleta, se reúnen y almuerzan en las casas de los vecinos, juegan fútbol, sóftbol.

Hacen ‘excursiones’ de etapa en etapa. Lo que permite que se cuiden entre sí”.

Para Omar Quintana, promotor de los condominios O’ Mar ubicados en la etapa Mónaco y Trípole en Dubái, y uno de los 30 socios de Mocolí, la ínsula, cuya edificación empezó desde 1995, ha tenido aceptación debido a las imponentes estructuras que se complementan con la vegetación, la extensión de los terrenos que van desde los 400 hasta los 3.000 m2 y la exclusividad de la zona.

Además, la gente se siente contenta porque lo tiene todo cerca: cines, malls, supermercados, colegios, farmacias. Con el nuevo puente, que será inaugurado el próximo 3 de mayo, incluso ir a Guayaquil no será un problema, opina Quintana, quien adelanta que en Mocolí -teniendo en cuenta que pueden vivir alrededor de 20.000 habitantes- está prevista la construcción de plazas comerciales, áreas de juegos y una iglesia.

Al momento algunas etapas, como Mónaco, tienen capilla. La edificación de un templo, matiza Lewis, le daría ese toque acogedor y espiritual al vecindario.

Jusueth Morán, quien vive en Blue Bay hace ya algunos años, por su parte, cree oportuna la construcción de un minicentro comercial y restaurantes. “Con el tráfico que hay en La Puntilla, lo más conveniente sería no tener que salir de aquí una vez que ya entramos. Contar con centros que giren en torno a la economía y cubran las necesidades de los habitantes, sería fantástico”. De hecho, sugiere Morán, estos sitios podrían estar situados a la entrada de la isla, a la altura del redondel que da la bienvenida a los residentes.

Para el urbanista Luis Alfonso Saltos, la urbanización responde a la aspiración familiar más importante para los habitantes en los tiempos de hoy. “Décadas atrás pedían pan, techo, empleo. Ahora seguridad. Entonces este tipo de ciudadela, donde predominan las viviendas sin rejas y seguramente la vigilancia es mayor, ofrece lo que buscan: bienestar”.

Quintana hace hincapié en que para evitar los robos por río, que ya han afectado a las ciudadelas vecinas de la arteria, ha solicitado al alcalde de Samborondón y a la Armada mantener e incrementar los patrullajes fluviales por el área.

Con información de El Expreso y Republica Del Banano

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