#ArticuloBananero| “Del ridículo no se recupera nadie”. ¿Quién es el licenciado?

El cinismo vive holgadamente en las palabras de Lenin Moreno. Desde que aprendió de memoria la frase contradictoria pero muy conveniente en la coyuntura política: “hay que producir con la mano derecha y repartir con la izquierda”, no ha dejado de repetirla. Ahora más que nunca, en el centro del Imperio, el impostor ágilmente la ha enunciado frente a los representantes de corporaciones multinacionales. Ese acto, en su subjetividad, es un logro. Y es que el  “pícaro estaba en su papayal!, como lo comprendería el vecino del pueblo que lo sabía todo. Y más que nada, decirlo a lengua suelta en el país del patrón, le sonaría como una proclama de ‘emancipación y fervor revolucionario’, al estilo Trump. País que le garantizará licencia cuando la hora llegue para desvanecerse en la historia entre los tantos verdugos y dictadores. 

Por eso mismo acude agencioso a ser ventrílocuo del Imperio. Proclama la consigna dada: “Hemos salido del engaño, el falso socialismo del siglo XXI”. ¡Ha visto La Luz por las calles de New York!, como Paul de Tarso es su camino a Damascos, pero en el caso del licenciado, para ir hacer el mal contra aquellos que le fueron leales, contra los ZÁNGANOS. Atrás quedaron los ‘ideales revolucionarios’ del ‘valiente’ impostor de 10 años. Atrás quedaron sus promesas y halagos a sus compañeros, pues, no habían sido otra cosa que “un grupo de pandilleros, de mafiosos que de lo único que se encargaron fue corromper y ser corrompidos”. No olvidemos que el ‘iluminado’, fue parte de los mismos “pandilleros y mafiosos” que él acusa. ¡No lo ‘supo’! ¡Todos fueron “pandilleros y magiosos” corruptos, menos él! ¿Es esto un caso de un psicópata? Tampoco olvidemos que al principio de su gobierno se engrandecían al declarar que él y su equipo de Teletubbies eran los verdaderos revolucionarios “modernos”.

Ayer, Moreno debilitó la idea madre de Bolívar, la unión de la Patria Grande, desmembrando la UNASUR. Hoy, miente y sin escrúpulo lo invoca en su discurso. Allí, Moreno sin consenso ni legitimidad, entre los apóstoles de la democracia liberal, da pleitesía para el capo mayor del Imperio, el alfa mayor, el sentado a la cabeza de la mesa fascista. Allí ellos, ante su nuevo David del Imperio, Donald Trump, azuzan la intervención contra Venezuela, a causar daño y muerte en territorio hermano. Allí el destino también es caprichoso. En una misma mesa se reúnen la ralea de los más mentirosos compinchados: los capos de la falsa noticia (fake news). Allí la patria ya está vendida. Allí, Moreno se siente holgado entre gobernantes despóticos, serviles con sus patrones, pero viles y hambreadores con su pueblo. 

¿Entonces, quién es Lenín Moreno? ¿Cómo podríamos comprender al mayor impostor de nuestra historia? ¿Qué átomos absorbió? ¿De qué artimañas se equipó? El sociólogo David Chávez, con ojo clínico acertó en su radiografía del comportamiento de Moreno: “Tiene la ineptitud de Lucio, la vagancia de Palacio, la deshonestidad de Bucaram, el oportunismo de Alarcón, la representatividad democrática de Hurtado, el servilismo de Mahuad y el mal chiste de Noboa”. Es un mejunje salivoso de engaño. Claro está, sin olvidarnos lo que ya hace tiempo Rafael Correa había denominado por su forma infame de gobernar, la “morenada”: “mezcla de traición, cinismo, ineptitud y corrupción”. Es una síntesis de quienes nos gobiernan, unos con más rasgos que otros de las ‘personalidades’ mencionadas. 

También es una pequeñísima síntesis de las andanzas del ‘iluminado’ Moreno. De todos sus caminos clandestinos del ser y no ser, termina siendo sentenciado por su propio dictamen de conciencia: “Del ridículo no se recupera nadie”.

Luis Alfredo Castillo 

Prensa República Del Banano

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