
Bolivia ha recuperado su democracia. Es un hecho incontrovertible, como incontrovertible es la forma contundente que la voluntad popular afianzó su decisión. Habrán diversas lecturas sobre las razones por el triunfo, pero lo que queda categóricamente en concreto es que la sede del poder político es el pueblo. El pueblo como el conjunto de sectores irredentos que saben que solo unidos podrán reivindicar sus derechos. Es al mismo tiempo un triunfo y una lección de dignidad. Un triunfo con resonancia directa con Ecuador, pues ya estamos en camino, el próximo febrero de 2021 también tendremos un nuevo presidente, después de tanto innecesario contratiempo.
Todo apunta a que pronto se recuperará la confianza y se la delegará al binomio Arauz/Rabascall. El aval político se apalanca en el hecho de que la Revolución Ciudadana, liderada por Rafael Correa, por 10 años, cumplió exitosamente con el Programa de Gobierno. El despliegue de la obra concreta, a nivel nacional, fortaleció la confianza, la toma de conciencia y amplió el horizonte del imaginario social. Los adherentes aprendieron a confiar. Más que nada, saben de que unidos son un imparable torrente, como la cadena de triunfos electorales. Saben que con Andrés Arauz lo que se promete para el beneficio de las mayorías, se cumplirá.
Lejos han quedado los intentos deshonrosos por querer hacer desaparecer al correísmo. La ciudadanía ya no come cuento. Ha quedado al desnudo la matriz de la patraña. Hoy se sabe quiénes han sido los verdaderos corruptos. Resulta que los politiqueros culpan de demagogos a los verdaderos transformadores, los demagogos culpan a los que cumplieron con su palabra, los ladrones y corruptos culpan a los honestos. ¿Y los ‘periodistas’ atrasapueblo?, ya no pueden vivir de las mentiras vertidas de sofismas, tampoco tienen la credibilidad de armar “investigaciones” a la carta. Por boca de ellos mismo, sabemos que la cancerosa pauta se pliega y entalla la audacia de la patraña. Los corruptos han proyectado en el otro sus propias miserias para sacudirse de ellas. El tiempo ha dado evidencia de que han sido despropósitos infructuosos. Rafael Correa nos lo advirtió.
Y el tiempo le ha dado la razón, a plena vista y paciencia de la ciudadanía. No hubo restricción alguna en vociferar de que él había cometido el robo más grande de la historia. Hacían capillos en su imaginación de los elásticos miles de millones de dólares. Al final, después de hurgar sus cuentas, poniendo a disposición todo el aparataje del Estado, después de tres años y medio, solo resplandece su rectitud incorruptible. A plena vista y paciencia, el expresidente vive de su trabajo, como cualquier otro ciudadano. Eso sí, el enemigo, inadvertidamente, ha hecho que su prestigio haya aumentado. Su vocación de servicio y su perseverancia ha sido inquebrantable. Su honestidad ha hecho que sus enemigos sufran. Y sufren.
Y sufren porque Arauz llegará a superar en acción y reflexión a Rafael Correa. Es la ley de la vida. Se trata del impostergable e ineludible acto pedagógico: el conocimiento que va del padre al hijo, del maestro al estudiante, para luego tomar la posta de nuestro progresismo ecuatoriano. Sufren porque Arauz convoca y conecta con la gente y se siente representada. Sufren porque Arauz es hijo de la Revolución Ciudadana y es el paso adelante.
Luis Alfredo Castillo
Articulista
Prensa República Del Banano
Cuando la marea empieza a subir es imposible detenerla no habrá muro q lo detenga, nos han enseñado a ser perseverantes , gracias a los neoliberales, el espaldarazo de Bolivia aumenta más adherentes y reafirma que el poder del pueblo al final del día se impone.
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